Opinión / Pensamiento Divergente / Mundo Bohemio y la Libertad de los Mapas

19 de marzo de 2012

El Congreso del Emprendimiento periodístico

"¡Ese modernismo! ¡Mira qué construcciones, las casas están cerradas, qué barbaridad!", exclamaba una anciana desde el asiento trasero en el autobús, dirección Vitoria. Voz suave y amable; encandilada por el paisaje que se traslucía a través de la gran cristalera del vehículo.

Tal vez sufriese demencia, parecía tan lúcida... Quizás, hacía muchísimos años no salía de su casa. Preferí imaginarla en una aldea, rodeada de montañas, huertos y una vida tranquila. Saqué la libreta y apunté aquel conjunto de exclamaciones que le narraba a su marido, él asentía, "sí señora", después complementaba explicándole en qué consistían los edificios, las fábricas o qué punto del trayecto se trataba.  

Me giré, la miré y le sonreí. Me tocó el pelo con mucho cariño. Me preguntó de dónde venía y a dónde me dirigía. Le dije que el destino era Vitoria, más allá no lo tenía muy claro, aunque no me preocupase, venía de pasar unos días en Huesca y había disfrutado mucho.

"Que árboles tan bonitos y mira, ahí pone, visite piso piloto, qué graciosos, claro como construyen tanto, necesitan vender", le insistía a su marido cuando recorríamos Logroño, "es tan especial, cómo ha cambiado todo en los últimos años".

 Congreso acoge a mujer de manos arrugadas

La imaginé en el XIII Congreso de Periodismo Digital, "cómo ha cambiado todo, es tan especial", hubiese repetido ante los cientos de ordenadores que se posaban frente a los ponentes. Tal vez, se hubiese quedado muda ante tuiteros de palabras ajenas, y, seguramente, me hubiese preguntado cómo era posible aquello, Internet, si no nos cansábamos de conectarnos virtualmente, si no tenía efectos sobre las relaciones personales, y, en especial, si era posible tuitear y escuchar a la vez. Lo hubiese deducido de las ponencias; "es un error que el periodista no esté en las redes sociales", o la "búsqueda de nuevas vías en Internet para publicar", y yo hubiese matizado que, en determinadas ocasiones, una se harta de vivir en ficción, aunque pueda resultar polémico decirlo.  

Aquella ancianita de ojos grandes y arrugas en sus extremos, con un sombrero en la cabeza y manos acariciando la cristalera, se hubiese quedado alucinada escuchándonos hablar de emprendimiento, creatividad, necesidad de crearse un puesto de trabajo y optimismo en una oscuridad bastante generalizada del oficio. Dado su tono de voz, hubiese remarcado las excepciones de luz que muchos de los ponentes personificaron en sus intervenciones y hubiese compartido aquello de un emprendedor tiene "pasión, curiosidad, es impetuoso y tiene cierto amor al riesgo", aunque "no tenga para cenar y desayunar", pero trabajando 26 horas al día, ¿quién tiene hambre, sueño y ganas de relacionarse?

Hubiese estado de acuerdo conmigo en que escribir un post por ponencia supondría atentar contra la  esencia de Reflexiones Digitales. Me recordaría, a modo materno, que recargar las pilas recién compradas es imprescindible para que la cámara de fotos ejerza su función. Y los paisajes bolivianos en mis tarjetas personales... le hubiesen encantado porque mis tarjetas, sintiendo ser presuntuosa, son las más bonitas del mundo.

Y zanjaría el asunto, cortando tanto feedback, google analytics, estadísticas desmesuradas y editoriales descaradas que no tienen miedo a nada, diciéndome que los jóvenes no "debemos tener complejos de serlo", aunque seamos inexpertos porque tenemos frescura mental, nuevas perspectivas, ilusión, motivación, buena formación y ganas de hacer un periodismo de pasión. 


En eso estamos; 
 creer, proyectar y luchar  



Si el camino se cierra, es necesario buscar otro / Jaca. J.M




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